martes, 15 de diciembre de 2009

¿Qué queremos hacer con el mundo? ¿A caso queremos que desaparezca?
Es un sinsentido todo lo que hacemos en contra nuestra: contaminamos nuestro aire, ensuciamos nuestra casa.
Nuestros padres no nos educaron para cuidar y respetar nuestro hábitat. Tampoco hay políticas al respecto.
Fumar es malo; coger el coche es malo. La mayoría de muertes entre jóvenes son debidas al tráfico y al tabaquismo. Y la mayoría de problemas de polución urbana, es debida al tráfico el cual, según algunos estudios, influye más que una planta industrial.
Hemos perdido la capacidad de pensar en nuestro bien. Pensamos en nosotros, pero no en nuestro bien. Cuanto más ogoístas somos, más daños nos hacemos a nosotros mismos. Esto es muy obvio, lo sabemos y nos da igual.
Contrubuimos a nuestra autodestrucción y mientras lo hacemos, experimentamos un placer inmenso y especial. Sabemos que nos hacemos daño, pero asumimos ese riesgo. Incluso pagamos por ello; dejamos en ese intento parte de nuestro salario.
El mundo es un inmenso parque de atracciones en el que lo importante es segregar adrenalina. Y a eso, algunos lo llaman libertad

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