domingo, 29 de noviembre de 2009

El mundo no está bien montado. Están todas las piezas, pero descoladas. No es que eso importe. Mucho no importa, el mundo sigue girando. Quizá si se deshiciese el puzle y se volviese a montar, pero esta vez con cada pieza en su sitio, no afectaría mucho. El mundo seguiría girando, en su movimiento de rotación y de traslación. Hace mil años, las piezas del mundo seguían descoladas, y el mundo seguía girando. Hoy siguen las piezas mal puestas. Todos lo sabemos. Todos sabemos que estamos descolocados. Alguna vez, en un momento puntual, alguien encajó, pero no del todo, encajó en su sitio, sí, en el sitio del mundo que estaba hecho a su medida, pero le acloparon piezas que no le correspondían. Todos sabemos que nadie ocupa el lugar que le corresponde, pero tampoco sabemos cuál es nuestro lugar. No nos dejan probar. Los lugares cómodos del puzle nadie quiere abandonarlos, y como el mundo gira, no pasa nada, aunque esté usurpando un hueco, aunque le quede grande e invada el hueco siguiente... que lo ocupe una pieza más chica. El mundo en su eterno girar está mareado y no repara en sus piezas, le da todo igual; las piezas no es su problema. Su problema es el movimiento, el baile constante sobre sí mismo y sobre el cosmos. El mundo vive ajeno a la composición de sus piezas. Todos estamos descolados quizá un movimiento violento del mundo nos reubique de nuevo. Mientras llega ese momento intentaré acoplarme en el hueco que me han dejado.

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