martes, 15 de marzo de 2011

Ya te lo he dicho mil veces:
no te pongas el vestido,
cada vez que te lo pones
me entran muchos zarpullidos.

Y tú insiste con el trapo
y a mí no me echas ni cuenta.
¿¡No te importa ni un carjo
todo lo que a mí me entra!?

Se relamen los vecinos,
el frutero y Don camilo
y a mí todos sus "relamos"
me dan como escalofríos.

y te veo al caminar
por delante y por detrás
como bailan esas faldas
con su bonito compás;

¡Qué bien que te sienta el talle!
¡qué bonito el pectoral!
¡que bien lucen tus dos piernas!
¡qué trasero sin igual!

Y me da mucho coraje
tener que reconocer
que aunque sea mío el traje
y yo sea muy mujer
a ti sienta mejor, Javier.

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