22 de junio de 1964,

tres de la tarde.

Me duele la cabeza un poco, la siento como encajonada.

Cuatro de la tarde.

me estoy mareando; no sé qué me pasa; tengo ganas como de vomitar; siento algo duro que me apreta el cuerpo, todo el cuerpo. No me gusta nada esto.

Cinco de la tarde.

Oh, me estoy quedando sola. ¿Dónde van?, ¡¡ey no empujen!! ¡¡y no salpiquen!!

Cinco y media de la tarde.

¡Por Dios que dejen de tocarme la cabeza, no puedo más me va a estallar!

Seis menos cuarto de la tarde.

¡¡Que alguien pare esto!

Y me parió. Eran las seis en punto de la tarde.